Un cuento de hadas moderno

Un beso furtivo en una escalera, un mensaje en una pared, un amor nacido entre escondites y emoción, mucha complicidad… así comienza la historia de amor de esta pareja, así empiezan los cuentos de hadas modernos y… ¿qué sería de un cuento de hadas sin una gran boda?

Después de una semana de recados, visitas, cenas con amigos y, tras una noche de muchísimos nervios e insomnio, por fin llegó el día; amaneció nublado y amenazando tormenta pero ese no fue motivo suficiente para que a Yanira, la novia, se le borrase la sonrisa de la cara, una sonrisa que le duró todo el día y que no hacía más que mostrar su absoluta felicidad.

En la peluquería de Sonia Rodríguez la trataron como a una verdadera estrella y tras una sesión de maquillaje y peluquería, con desayuno incluido, se dirigió a casa, donde nos encontramos con ella y nos mostró su vestido, ese vestido que la había escogido a ella y no al revés, el primero que se probó, un precioso diseño de Manuel Mota para Pronovias que reflejaba a la perfección la clase de novia que sentía ser: una princesa. Sus padres lo tenían claro, se casaba su niña y todo debía salir perfecto para ella, todo estaba pensado para que se cumpliese su cuento de hadas: algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul… sus “hadas madrinas”, el banquete en el Palacio de Guevara, el primer baile, las chuches, los dulces, el árbol de los deseos, la música, unas flores preciosas trabajo de Entreflores que enmarcaban la alfombra roja que la llevaría hasta su príncipe azul, Jesús… todo estaba preparado.

Jesús, entre ilusionado e impaciente, la esperaba a la puerta de la Iglesia con un estilismo de Ramiro Díaz, un esmoquin que le había convertido en un verdadero príncipe azul de nuestro tiempo. A partir de ahí el día fue una sucesión de emociones, sentimientos, risas… un día perfecto que habían imaginado durante mucho tiempo y que disfrutaron al máximo con sus familiares y amigos, que pusieron todo de su parte para que nada estropease su perfecto cuento de hadas.